¡Cómo quiero a esta familia! El otro día bromeando le decía a Carmela, la mamá, que iba a tener que hacerles un bono de esos de "pagas 5 y te llevas 6" o algo así, porque no es la primera vez que les hago fotos. A ella le encanta la fotografía y a mí, las familias numerosas, así que imaginad lo que disfrutamos.
El pequeño Andrés llegó por sopresa a la familia y, tras el susto inicial y algunos cambios de logística, sólo les ha traido muchísima alegría y felicidad.
Hay que aprovechar para retratar esos piececillos, esos muslos, esas expresiones... en definitiva, esos momentos únicos, porque vuelan. Y sus padres lo saben muy bien.
¡Me comería a este regordete! Es más bueno que el pan, no se queja nunca y se deja hacer de todo por sus hermanos. Para ellos es como un muñeco, ¡y no me extraña nada!.
Son preciosos los tres: Elías, con sus casi 8 años, listo y sensible como él solo; Celia, una rubita de anuncio camino de los 6 años; y el pequeño Andrés, a punto de cumplir un añito.
En el estudio tengo todo tipo de atrezo, complementos, juguetes... para romper el hielo y que los niños disfruten de la sesión, que no se cohíban, que estén en su salsa. Obviamente, el coche antiguo es una de las mayores atracciones.
Los niños son niños y tienen que jugar. Los padres en ocasiones se preocupan, me piden disculpas porque consideran que sus hijos se están portando fatal, que no podré sacar ni una foto decente. Nada más lejos de la realidad: sólo así yo puedo retratarlos tal como son, con sus gestos más
característicos, con sus interacciones. Puedo reflejar su esencia, su personalidad. Así, no sólo tendrán fotos bonitas
para poner en un marco, en un lienzo o en un álbum, sino también un
recuerdo para siempre de cómo eran realmente de pequeños.
Y cuando los padres también se divierten, el resultado salta a la vista...
Hasta ahora habéis visto sólo fotos en blanco y negro pero vinieron perfectamente coordinados en rojo y blanco, y eso no podía dejar de enseñároslo...
Y así de paso veis el espectacular color de ojos de Celia... No me extraña que su hermanito la mire ensimismado.
Se lo pasaron pipa, sólo hay que verlos. Y quizá la entrada se me esté alargando demasiado pero es que son tan ricos que me costaba elegir.
Sobre todo es importante también garantizar su seguridad. El pequeñín todavía no anda, así que en esta foto de abajo, su mamá lo estaba sujetando. Para eso está el Photoshop, ¿no? ;-)
Espero que cuando miren estas fotografías se sientan orgullosos de la familia tan bonita que han creado.
¡Ah! y aunque esta no fue una sesión de Navidad, fijaos qué bien pueden quedar estas fotos en rojo y blanco para una postal navideña. Incluso, de cara a buscar regalos para estas fiestas, ¿qué mejor que regalar a los abuelos una bonita foto enmarcada? Se les caerá la baba...
Cuando vengáis a vuestra sesión pensad en este tipo de aspectos útiles. Otro día os pongo recomendaciones para las sesiones familiares.
¡Hasta la próxima!
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