sábado

Una boda de invierno en Soria. Sara & Ramón






Hoy os traigo un reportaje de boda muy muy especial para mí porque es ni más ni menos que el de mi hermana Sara. Hay que ser valientes para casarse en Soria en pleno invierno pero así lo decidieron ella y Ramón. El motivo no era caprichoso sino más bien una razón de peso: querían que les casase nuestro tío, y él estaba muy enfermo, así que se lo pidieron antes de que empeorara. En muy poquito tiempo organizaron todo. Fue una boda íntima, llena de emociones y, como os digo, verdaderamente especial, en el pequeño pueblito que la vio crecer verano tras verano. La luz del invierno nos regaló colores tostados y tamizados, que dan a las fotografías un matiz muy romántico y poético.

 Sara no tuvo que buscar muchos vestidos porque se enamoró de este a primera vista, un vestido de crepe georgette de los años 60 de una preciosa boutique-sastrería de Barcelona, Babochka, que está especializada en piezas únicas vintage originales. También son de allí los pendientes y el broche de mariposa que le recomendaron poner en el cinturón del vestido y que le va que ni pintado. Precisamente babochka, el nombre de la tienda, significa mariposa en ruso.

Encontrar un abrigo que le gustase y que fuera bien con el vestido sí que fue complicado. Buscó y rebuscó hasta que finalmente encontró esta capelina de conejo, también de los años 60, en Kilombo Vintage

No quería unos zapatos cualquiera y tras mirar en tiendas de alta moda ¿sabéis dónde los encontró? en Zara, así como lo oís. Eran de tono mostaza y, por su forma, parecían antiguos de verdad: le iban a la perfección con el conjunto.


 Ella tenía capricho de una corona como la de Jane Birkin en su boda con Serge Gainsburg y yo misma se la regalé. Tenía clarísimo a quién encargársela, a Ana Tocados, con la que he trabajado en algunas producciones y sé que sus manos bordan todo lo que toca. Ana captó al instante lo que buscaba y le hizo esta maravilla preservada tan silvestre, con siemprevivas, olivo... ¡y hasta moras! Un regalo que conservará toda la vida, al igual que las fotos.

 El ramo, también precioso, es de Flores Cid Arte Floral, una floristería de Soria donde supieron asesorarla fenomenal. Lleva ramas de olivo, astrantia y nardos.

 Pero si algo tenía claro Sara desde que me llamó para pedirme que le hiciera las fotos es que quería hacer parte del reportaje en el huerto del tío, desde hace años poco cultivado y convertido en una especie de jardín gigante salvaje. Es importante para nosotros y lo era para nuestro tío. Allí ha tomado el sol Sara todos sus veranos, allí hemos recogido fresas, zanahoras, calabacines... allí hemos tendido la ropa, y allí la hemos visto crecer. Ese portón oxidado, al que ahora saca más de una cabeza, fue siempre esa puerta mágica que se abría a la naturaleza, al amor de la familia, a la serenidad y a la paz.

Dentro de la iglesia, sólo la familia más cercana y algunos amigos íntimos. Y, por supuesto, un papel importante para los sobrinos, que fueron los encargados de llevar los anillos y las arras. Llevaban ropa de La Casita de Mitos Roca y complementos de Cóndor. El cortejo de niños siempre aporta alegría y espontaneidad a una boda. 

La iglesia gótica, del s.XV, levantada sobre un primitivo templo románico del siglo XIII, alberga uno de los retablos de pintura más notables de Soria, y fue testigo de una ceremonia cargada de emociones. 


 A la salida no hubo pétalos ni arroz pero sus caras de felicidad lo dicen todo y también los gestos de los niños ;-)


 El chaqué quizá no encajaba mucho con este tipo de boda, así que Ramón eligió un sencillo traje y corbata de García Madrid

 Los que me seguís desde hace tiempo sabéis que siento especial predilección por las fotografías en blanco y negro...

 Pero sobre todo adoro las imágenes espontáneas, captadas al vuelo, que son las que realmente recuerdan cómo fue aquel día... fotografías que sólo pueden ocurrir en ese preciso instante. Son mi sello y mis favoritas sin duda.



Me gusta que los novios puedan volver a ver en unos años sus fotografías sin avergonzarse. Al revés, quiero que al mirar su álbum les vengan como en cascada cientos de recuerdos bonitos de ese gran día. Para eso están las fotos, para abrir puertas al pasado y revivir momentos.

 Al salir de la iglesia nos fuimos todos hasta el centro de la ciudad de Soria, donde se encuentra Baluarte, el restaurante con el que Óscar García se ha ganado a pulso una Estrella Michelín. En su reservado, de estilo minimalista, continuaron los momentazos que Sara y Ramón recordarán para siempre.


Espero que os haya gustado esta boda tan original y tan especial para mí. 

Si te casas y buscas un fotógrafo diferente, no dudes en contactar conmigo (info@ruthzabalza.com)