¿Hay algo más bello que una mujer embarazada? Crear una vida en el propio cuerpo desde cero es alucinante, por no decir milagroso. Muchas mujeres se sienten incómodas o incluso feas ante esta transformación cuando lo que deberían hacer es sentirse poderosas, fuertes, bellas y radiantes, porque lo son y lo están. Los 9 meses pasan rápido y si no dejas constancia de este momento ya no podrás volver atrás. Sí, podrás tener otro hijo pero ya será otro embarazo, no este.
Jéssica lo tenía clarísimo: es madre primeriza y quería fotografiarse en todo su esplendor. Llegó al estudio embarazada de 7 meses. Va a tener un niño, Nicolás, que podrá presumir de cómo era su bella mamá cuando lo portaba dentro.
Jéssica es una mujer exótica, morenaza y de ojos azules, con una piel impecable y cómoda con su propio cuerpo. Lo tuve realmente fácil.
Como veis, le hice fotos con dos tipos de ropa muy distintos: un vestido de encaje asimétrico de lo más femenino, en tono púrpura, muy ajustadito pero con un velo espectacular; y un sencillo tutú con un top en tono nude que dejaba la tripita al aire. Las embarazadas que venís a mi estudio no tenéis que preocuparos por qué ropa llevar en la sesión: siempre tengo diversas opciones para elegir.
En esta ocasión creedme si os digo que no he tenido ni siquiera que retocar estrías. Jéssica tenía una piel espectacular, y así la he dejado. Tampoco le he quitado sus tatuajes ni las curvas, por supuesto. Me gusta la naturalidad.
Por último, unas fotografías en blanco y negro. Los que me conocéis bien ya sabéis que siento predilección por este estilo, y no podía faltar tampoco en esta sesión.
Me siento una privilegiada al poder ser testigo de estos momentos tan íntimos de conexión entre una madre y su bebé.
Enhorabuena, Jéssica y bienvenido al mundo, Nicolás.
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