jueves

Una sesión familiar urbana

¡Me chiflan las sesiones urbanas! Ni siquiera hace falta ir a sitios emblemáticos de la ciudad para que queden bonitas. Un parque cerca de casa, una calle normal, unos edificios de fondo... nos dan una gran variedad de imágenes.

 Si además tenemos como modelos a unas niñas tan guapas como estas, ¿qué más se puede pedir? Llegaron a la sesión vestidas iguales con un vestido rosa que las dulcificaba y una cazadora vaquera que resaltaba el increíble color de ojos de la peque. Para mi gusto, todo un acierto. Informales pero atemporales. Aunque obviamente no es lo más importante sí es verdad que un mal estilismo a veces puede arruinar una buena fotografía. Siempre os aconsejo unos días antes qué podéis llevar, así tenéis una preocupación menos.

Con total naturalidad transcurrió la tarde, entre confidencias y algún que otro beso robado. 

Miradas que hipnotizan y gestos de complicidad que sin duda reflejan el amor entre estas hermanas...

Aitana, la pequeña, es más tímida pero para mi gusto transmite muchísimo con esa mirada, y la mayor tiene una elegancia innata y una simpatía contagiosa. Ambas son bellísimas. No en balde, las dos ejercen de modelos en sus ratos libres.

 A la mayor le hice unas fotos algo más serias, más sobrias... acordes a esa elegancia de la que os hablo, en tonos suaves y jugando con las geometrías del entorno. Me encanta el resultado.


Pero para mí las mejores fotos son las que les hice con sus padres. Caía la tarde, los últimos rayos de sol se colaban entre los altos edificios y el amor brotaba de forma absolutamente natural entre ellos. 

A veces los papás traen a sus hijos para que les haga una bonita sesión pero se olvidan de ellos mismos. Quizá piensan que van a salir mal, les da vergüenza... Pero los niños crecen muy rápido, demasiado, y cuando sean mayores agradecerán tener fotos con sus padres en las que se respire el amor entre ellos, como aquí. Mirad esas manos... ufff!

No hay nada más bonito que eso. Da igual cómo salgamos porque ellos sólo se fijarán en nuestra mirada, en nuestro abrazo, en nuestros gestos de cariño. Les darán igual las arrugas, las ojeras o los kilos de más. 

En este caso no había nada de eso. Era una familia de guapos pero creedme si os digo que las fotos quedan igual de bonitas cuando no se da el caso. Además, me encanta buscar belleza en todo el mundo porque todos tenemos algo bello que resalta, ya sea una mirada, una sonrisa, un pelo brillante o una bonita piel...


Y para terminar os dejo con una fotografía en blanco y negro porque ya sabéis que siento predilección por este estilo aunque con los ojos de mi pequeña modelo habría sido un pecado no explorar el color.









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