jueves

Ana. Fotos de embarazo a una matrona

Ana es matrona, así que conoce perfectamente cada momento del embarazo y lo disfruta muchísimo. Pero con su primer hijo no se hizo fotos embarazada ni al recién nacido, y esta vez no se lo quería perder. Vino al estudio de 36 semanas de gestación, o lo que es lo mismo, 8 meses recién cumplidos. A veces es mejor hacerse las fotos un poco antes pero en su caso tenía la tripa todavía bastante alta y, a pesar de que ella se veía fatal, es una chica alta y esbelta. Me pareció un buen momento para lucir barriguita en todo su esplendor. Además no tenía ni una estría, ¡qué preciosidad de piel!

Vino acompañada de su marido y de su primer hijo, Leo, un niño que me tiene enamorada. Es tan cariñoso y tan espabilado... Hicimos muy buenas migas.  Y las miradas que dedica a su madre hablan por sí solas...

 Antes de la sesión hablamos sobre los estilismos. A Ana le gusta el rosa pastel, el blanco, el negro... Yo tomé nota y le preparé ropa de esos tonos. ¡Estaba guapísima!

 Yo también he sido madre y sé que a veces al final del embarazo te sientes hecha una piltrafilla pero con una buena iluminación y siendo por un día la protagonista, el cuento cambia. Hay mujeres que prefieren una sesión de ellas solas. En este caso Ana dio prioridad a la familia e hicimos muchísimas fotos con su marido y con su hijo.

Jordi, el marido, estuvo al quite todo el tiempo, cuidando a Leo y haciendo cualquier cosa que le pidiéramos. El pequeño Leo estaba pachucho pero ya veis que no fue impedimento y estuvo graciosísimo durante toda la sesión.

Sin duda mirarán y remirarán estas imágenes cientos de veces a lo largo de la vida y es algo que a mí me llena de satisfacción. Estoy ayudando a forjar las memorias de una familia. ¿Es o no es maravilloso?

Adoro esta foto... 

Y creo que Vega, la niña que ya ha venido al mundo, también se sentirá orgullosa de ver cómo la querían incluso antes de nacer.

Siempre que llega un bebé a la familia el hermanito se siente algo desplazado. A veces lo exteriorizan a modo de celos y otras veces no pero en cualquier caso no debe de ser fácil para ellos. Por eso hay que darles también su propio espacio y protagonismo. 

 Aunque sin duda la estrella de esta sesión es Ana. ¡Cómo le favorece el negro, parece toda una diva!


Y también 'jugamos' un poco al belly painting, o lo que es lo mismo: a pintar la barriguita.

 Leo lo disfrutó muchísimo. Al fin y al cabo, las sesiones de fotos se convierten, especialmente para los niños, en toda una experiencia única, en un rato divertido para pasar en familia. Siempre me lo decís y yo estoy feliz de que así sea.
 Y así, con Vega cocinándose a fuego lento, me despido por hoy pero próximamente os enseñaré a la muñequita en cuestión, que nació hace muy poquitos días. 

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¡Gracias por estar ahí!

Una sesión familiar urbana

¡Me chiflan las sesiones urbanas! Ni siquiera hace falta ir a sitios emblemáticos de la ciudad para que queden bonitas. Un parque cerca de casa, una calle normal, unos edificios de fondo... nos dan una gran variedad de imágenes.

 Si además tenemos como modelos a unas niñas tan guapas como estas, ¿qué más se puede pedir? Llegaron a la sesión vestidas iguales con un vestido rosa que las dulcificaba y una cazadora vaquera que resaltaba el increíble color de ojos de la peque. Para mi gusto, todo un acierto. Informales pero atemporales. Aunque obviamente no es lo más importante sí es verdad que un mal estilismo a veces puede arruinar una buena fotografía. Siempre os aconsejo unos días antes qué podéis llevar, así tenéis una preocupación menos.

Con total naturalidad transcurrió la tarde, entre confidencias y algún que otro beso robado. 

Miradas que hipnotizan y gestos de complicidad que sin duda reflejan el amor entre estas hermanas...

Aitana, la pequeña, es más tímida pero para mi gusto transmite muchísimo con esa mirada, y la mayor tiene una elegancia innata y una simpatía contagiosa. Ambas son bellísimas. No en balde, las dos ejercen de modelos en sus ratos libres.

 A la mayor le hice unas fotos algo más serias, más sobrias... acordes a esa elegancia de la que os hablo, en tonos suaves y jugando con las geometrías del entorno. Me encanta el resultado.


Pero para mí las mejores fotos son las que les hice con sus padres. Caía la tarde, los últimos rayos de sol se colaban entre los altos edificios y el amor brotaba de forma absolutamente natural entre ellos. 

A veces los papás traen a sus hijos para que les haga una bonita sesión pero se olvidan de ellos mismos. Quizá piensan que van a salir mal, les da vergüenza... Pero los niños crecen muy rápido, demasiado, y cuando sean mayores agradecerán tener fotos con sus padres en las que se respire el amor entre ellos, como aquí. Mirad esas manos... ufff!

No hay nada más bonito que eso. Da igual cómo salgamos porque ellos sólo se fijarán en nuestra mirada, en nuestro abrazo, en nuestros gestos de cariño. Les darán igual las arrugas, las ojeras o los kilos de más. 

En este caso no había nada de eso. Era una familia de guapos pero creedme si os digo que las fotos quedan igual de bonitas cuando no se da el caso. Además, me encanta buscar belleza en todo el mundo porque todos tenemos algo bello que resalta, ya sea una mirada, una sonrisa, un pelo brillante o una bonita piel...


Y para terminar os dejo con una fotografía en blanco y negro porque ya sabéis que siento predilección por este estilo aunque con los ojos de mi pequeña modelo habría sido un pecado no explorar el color.









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sábado

Jaime. Una sesión navideña en la nieve

 Las navidades se han esfumado como quien no quiere la cosa, pero por mi estudio han pasado familias encantadoras y bomboncitos como Jaime. No puedo dejar de agradeceros a todos el haberme elegido para formar parte de vuestras memorias.

Su carita de ilusión lo dice todo. No sabéis cómo se ponen de locos cuando descubren  que pueden jugar a su aire con los adornos de Navidad. Este escenario en concreto les encanta, con la nieve artificial, el trineo rojo... La sesión se convierte en una actividad en familia con la que los niños disfrutan muchísimo.

Sus papás también se animaron a hacerse fotos con él. ¡Jaime ha salido clavadito a su mamá, Elena, pero con los ojos de su padre!

Vinieron perfectamente combinados para este decorado. Me encanta Jaime con su abriguito gris. ¡Y con esa carita está para comérselo! Es una foto tan clásica... de las que a mí me gustan, de las que nunca pasarán de moda.

 Y aquí, Manuel, su papá, me ayudó con la nieve artificial. Jaime la miraba y la tocaba cómo diciendo: "¿qué demonios es esto?" pero se lo pasó genial. Está tan rico con su pijamita de Papá Noel... Yo nunca pongo pegas a los cambios de ropa. Al revés, me gustan porque así la sesión es más dinámica, más variada. El tiempo es vuestro y vosotros decidís cómo lo queréis aprovechar.

Y os dejo con otra foto de familia para terminar. A mí sólo se me ocurre decir dos cosas: puro amor y... ¡menudos ojos, Elena!


Voy a estirar un poco estos días para enseñaros alguna sesión navideña más porque me encantan ¡y luego tenemos que esperar todo un año! 

Pero pronto habrá nuevas sorpresas. No dejéis de seguirme por aquí y por FACEBOOK